El melasma es un tipo de mancha muy común en la mujer, especialmente en el embarazo y durante el tratamiento con anticonceptivos orales.
Aunque su importancia es puramente estética, el melasma puede producir un alto impacto en la percepción de la propia imagen. Es, por tanto, un motivo de consulta frecuente en nuestra Unidad de Dermatología.
Y, a pesar de ser una patología cutánea tan habitual, entre algunos pacientes sigue existiendo cierta desinformación o desconocimiento sobre aspectos clave del melasma y de su tratamiento, lo que puede generar expectativas poco realistas sobre su evolución.
En este artículo, los Dermatólogos de IML te explican la naturaleza de esta hipermelanosis, sus causas y cómo debes plantearte el tratamiento. En definitiva, todo lo que debes saber sobre el melasma.
En este artículo encontrarás
1. El melasma es una patología crónica
En la mayoría de los casos, el melasma es una afección de carácter crónico y recurrente.
El melasma se produce por un aumento de la actividad de los melanocitos, las células responsables de generar melanina (el pigmento oscuro que da color a la piel y al pelo).
Esta sobreproducción de melanina se manifiesta en forma de manchas marrones y difusas en la frente, nariz, mejillas y peribucal.
El tratamiento puntual del melasma actúa sobre el cúmulo del pigmento presente en el momento de su aplicación. Sin embargo, debido a su naturaleza crónica, es muy probable que, en el futuro, los melanocitos vuelvan a producir un exceso de nueva melanina, distinta de la tratada anteriormente.
2. El melasma se puede controlar
Si bien es una afección crónica, la buena noticia es que el melasma se puede controlar.
Para mantener a raya el melasma, nuestros Dermatólogos enfocan el tratamiento con dos objetivos:
- 1: Despigmentar
- 2: Bloquear la producción de melanina
Objetivo 1: Despigmentar
Consiste en tratar las células pigmentadas que dan lugar a las manchas difusas.
Para el paso de despigmentación, nuestros Dermatólogos pueden aplicar:
- Peeling químico de uso médico (A base de sustancias despigmentantes como la hidroquinona, el ácido azelaico o el ácido kójico, entre otras).
- Láser Ydun Frax 1550 (Láser no ablativo fraccional de tipo infrarrojo)
Objetivo 2: Bloquear la síntesis de melanina
Consiste en inhibir el exceso de producción de melanina.
El ácido tranexámico se emplea vía oral, en aplicación tópica o en mesoterapia para inhibir el exceso de producción de melanina. Esta sustancia puede reducir la producción de melanina.
Antes y después del tratamiento de IML para controlar el melasma
3. El tratamiento del melasma requiere constancia
Debido a que el melasma es una afección cutánea crónica, para mantenerlo a raya debemos ser constantes y plantearnos su tratamiento a largo plazo.
Además de recibir en consulta el tratamiento de melasma que mejor se adapte a tus necesidades, es fundamental seguir las recomendaciones del Dermatólogo en casa, a diario:
- Protección solar: es el gesto básico y debes cumplirlo todos los días del año.
- Rutina de cuidados faciales: en función de las pautas de tratamiento cosmetológico que te haya marcado el Dermatólogo. Por ejemplo:
- Tratamiento oral con ácido tranexámico, en su caso
- Aplicación de retinol (nocturna)
- Aplicación de sérum de vitamina C (diurna)
Es fundamental que te apliques únicamente los productos y concentraciones de activos que te prescriba tu Dermatólogo.
4. El melasma es multifactorial
En la aparición del melasma pueden concurrir diversos factores:
- Hormonales
- Genéticos
- Exposición solar
- Irritaciones o inflamaciones cutáneas…
Para tratar el melasma es imprescindible tener cuenta todos los factores desencadenantes.
Para ello es necesario que el Dermatólogo te realice una historia clínica, con el fin de determinar cuáles son las causas de tu melasma (por ejemplo, la combinación de exposición solar y el tratamiento con anticonceptivos hormonales).
5. Algunos remedios caseros podrían empeorar el melasma
En internet y en las redes sociales es fácil encontrar todo tipo de remedios caseros para tratar el melasma. Sin embargo, en la mayoría de los casos o bien no existen estudios científicos que respalden dichas afirmaciones o bien es un contenido poco preciso cuya ejecución podría provocar efectos adversos.
El agua oxigenada, el limón o el bicarbonato, por poner algunos ejemplos, pueden producir irritaciones o alterar el ph de la piel, lo que podría empeorar la pigmentación cutánea.
Los Dermatólogos de IML te recomiendan acudir a fuentes fiables cuyos autores puedan demostrar su calificación profesional. Por ejemplo, mediante el número de colegiado o su vinculación a centros médicos autorizados por las Autoridades Sanitarias.
Y, siempre que tengas dudas, consulta con tu Dermatólogo. Es el especialista que mejor conoce la piel y el que mejor puede ayudarte a resolver dudas y a realizar un correcto enfoque de tu tratamiento.