Un queloide es una cicatriz cutánea que puede generarse por diferentes razones: quemaduras, acné heridas superficiales, piercing, incisiones quirúrgicas o incluso por pequeñas raspaduras o picaduras de mosquitos. Esta lesión cutánea suele extenderse en superficie, superando los límites de la herida originaria.
Precisamente es esta característica lo que les diferencia de otras cicatrices cutáneas como pueden ser las cicatrices hipertróficas. La principal diferencia entre una y otra lesión es que mientras que las cicatrices hipertróficas provocan el crecimiento de la cicatriz sólo en el área de la lesión, el tejido cicatricial de los queloides se expande por fuera de los límites de la zona afectada.
Los queloides normalmente se presentan en la piel con un color ligeramente rosado u oscurecido, brillantes y algo abultados. Por lo general, las cicatrices queloides no suelen doler pero si pueden llegar a producir picor intenso, molestia o mayor sensibilidad en la zona afectada.
Causas de las cicatrices queloides
Los queloides aparecen sobre la piel después de alguna lesión cutánea o intervención. Así, las causas más frecuentes que provocan su aparición se deben a cicatrices quirúrgicas (como puede ser, por ejemplo, las de una cesárea), raspaduras, heridas superficiales o quemaduras. También pueden aparecer a causa de pequeños cortes, acné, varicela, picaduras de mosquito o de otro insecto, vacunas o piercings.
A pesar de que son cicatrices que pueden hallarse en cualquier persona, independientemente de su edad, género o tipo de piel, son más frecuentes en mujeres y en personas menores de treinta años. Asimismo, aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, suelen presentarse en zonas como el pecho, hombros, cuello, orejas y espalda.
Es importante saber que podemos frenar su crecimiento siguiendo cuidados básicos:
Si el paciente presenta una lesión en las zonas donde aparecen más fácilmente los queloides (pecho, hombros, cuello, orejas y espalda) y, sobre todo si ya tiene antecedentes de cicatrización queloidea, es muy interesante colocar un apósito de presión (parche de silicona) que ayudará a controlar el crecimiento del queloide desde su formación, pues se ha comprobado que el tratamiento con apósitos de siliconas adherentes o fijadas con cinta adhesiva mejora la evolución de las cicatrices.
Si el queloide continúa avanzando se puede tratar con un combinado de corticoide intralesional y láser de colorante pulsado. La infiltración de corticoide ralentiza la velocidad de hipercicatrización del queloide y el láser de colorante pulsado lo desvitaliza al eliminar una parte de la vascularización que nutre el exceso de cicatrización que se está produciendo.
El combinado más eficaz y con mayor respeto por la piel es el parche de silicona, las infiltraciones de corticoides y el láser de colorante pulsado y es muy frecuente que sea interesante manejar las tres técnicas simultáneamente de forma combinada.
En el caso de que el queloide siga mostrándose resistente, se pueden emplear otros tratamientos como la crioterapia (tratamiento que aplica temperaturas bajas de forma localizada) y las infiltraciones de 5- Fluoruracilo.
Hoy en día son muchos los tratamientos existentes para disminuir las cicatrices queloides una vez que ya han aparecido en nuestra piel. En Instituto Médico Láser (IML) podrás encontrar las técnicas más efectivas para mejorar su aspecto y estado.
Como ves, en IML contamos con la última tecnología y los tratamientos más avanzados para conseguir mejorar el aspecto de las cicatrices queloides u otras lesiones cutáneas. Ponte en contacto con nosotros para solicitar tu primera cita informativa y conocer el método más adecuado para tratar tus alteraciones dermatológicas.