Los lunares o nevus melanocíticos son pequeñas zonas de nuestra piel donde se acumula mayor cantidad de células que producen melanina. Debido a este mayor número de melanocitos, el color de los lunares suele ser marrón, rosado e incluso gris.
Cuando los lunares aparecen en niños, esta alteración dermatológica indolora puede llegar a preocupar a los padres ante la duda de si puede tratarse de otro tipo de lesión pigmentaria con la que se debe establecer el diagnóstico diferencial.
Por ello, a pesar de que los lunares en los niños es una lesión benigna que no suele ser peligrosa, si es necesario que un dermatólogo o médico especialista lleve un control periódico del estado de dichos lunares y su evolución.
En Instituto Médico Láser (IML) contamos con un gran equipo de profesionales y las técnicas más avanzadas para realizar un seguimiento dermatológico correcto y personalizado a cada paciente.
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¿Pueden salir lunares nuevos?
Los lunares en niños pequeños es una alteración dermatológica que puede aparecer desde el nacimiento, siendo más habitual su primera aparición entre los seis y doce meses de vida. Aunque la aparición de los nevus melanocíticos puede darse al nacer, es más frecuente que suceda durante la infancia o la adolescencia. De hecho, los lunares en los niños son frecuentes sobre todo durante la pubertad, momento en el que el número de lunares comunes puede aumentar por todo el cuerpo.
La cantidad y tamaño de los mismos puede aumentar hasta los treinta años de edad. Sin embargo, a pesar de que hay personas con muchos lunares en edad adulta, su aparición no suele ser común a partir de la treintena, momento a partir del cual su tonalidad debería volverse más tenue y su aspecto menos pronunciado.
La formación de lunares infantiles
La aparición de lunares en niños puede tener su origen en diferentes factores que favorecen su predisposición. Así, la genética puede jugar un papel importante en la aparición de mayor o menor cantidad de lunares en niños. De este modo, es bastante más probable que un niño tenga lunares cuando uno de sus padres o ambos también los tenga. Además, otros factores como intensas y largas exposiciones al sol o el color de la piel también pueden ser determinantes en la aparición de lunares en la piel.
La revisión de los lunares en los niños deberá realizarse de manera periódica, siguiendo siempre las recomendaciones del dermatólogo, quien tendrá en cuenta la cantidad, tamaño, tipo de piel y momento de la aparición.
En cada revisión el médico especialista analizará la evolución y cambios significativos de los lunares en los niños. Es recomendable acudir con mayor frecuencia al dermatólogo si se detecta que un lunar muestra algún tipo de asimetría, zonas irregulares, varios colores o aumento rápido de tamaño.
Además, no hay duda de que la prevención es el mejor remedio para evitar posibles consecuencias negativas. Por ello, acciones tan sencillas como proteger la piel con fotoprotectores o evitar las horas de máxima radiación solar pueden ser la mejor forma de evitar la aparición de lunares en niños. Nuestros dermatólogos insisten en que la revisión sea completa, es decir, analizando la piel de todo el cuerpo y de manera minuciosa. En IML contamos con una amplia experiencia en el diagnóstico y tratamiento de diferentes alteraciones dermatológicas, evaluando cada caso de manera personal.