El tratamiento de la obesidad en niños y adolescentes persigue varios objetivos:
- Promover hábitos de alimentación adecuados que puedan mantenerse en el tiempo.
- Favorecer la integración de la actividad física o el deporte en la vida diaria.
- Aumentar el gasto calórico total.
El tratamiento de la obesidad infantil promueve el gasto calórico total
En este artículo encontrarás
Enfoque de la obesidad infantil
Fase de inicio del tratamiento:
No debemos establecer una dieta muy restrictiva a los niños, ya que se encuentran en una etapa de crecimiento en la que no debemos privarle de ningún nutriente esencial para su crecimiento. Por tanto, el niño no se somete a una dieta, sino a unas pautas alimentarias que le permitan adquirir unos buenos hábitos de alimentación. Para conseguirlo, es fundamental que todo el ámbito familiar colabore y se comprometa a adoptar los cambios que el especialista les propone.
Fase de adhesión al tratamiento y de mantenimiento:
Asegurar la compresión, adaptación y realización del tratamiento propuesto.
Fase de mantenimiento:
Para asegurar que el cambio de hábitos sea segura y se convierte en un nuevo régimen de calidad de vida.
Modificación de hábitos para una alimentación adecuada
El niño debe hacer 5 comidas al día
- Desayuno : Es la comida más importante del día, en la que el niño adquiere la energía necesaria para enfrentarse a un duro día en el colegio. El desayuno debe incluir un lácteo (leche o yogur), cereales (tostada de pan de barra, cereales de desayuno o galletas tipo María) y una pieza de fruta (mejor fruta que zumo).
- Media mañana : Esta ingesta tiene lugar en el recreo del colegio, por ello es importante que les demos algo que les guste y que les sirva para recargar energía. En función de la actividad física que lleve el niño, puede ser un yogur, una pieza de fruta o un yogur líquido más un pequeño bocadillo.
- Comida : Es la ingesta central del día. Debe ser variada y equilibrada. Para ello debe constar de un primer plato rico en hidratos de carbono, un segundo plato rico en proteínas y un postre.
- Merienda : Al igual que en la media mañana, la cantidad de alimento debe ser directamente proporcional a la actividad del niño durante la tarde. Si está en casa haciendo los deberes, debe ser más ligera que si va a realizar algún deporte en forma de actividad extraescolar.
- Cena : Debe ser más ligera que la comida y completar a ésta: si en la comida ha tomado carne, en la cena debe tomar pescado y viceversa.
La dieta debe ser sana, variada y equilibrada
Es decir, se debe comer de todo pero en cantidades recomendadas, como muestra el siguiente patrón:
- Fruta y verdura : Debe tomarse a diario.
- Pan : Debe limitarse su consumo, incluyéndolo sólo en el desayuno y en la media mañana o merienda.
- Lácteos : En función del grado de obesidad, pueden tomarse enteros, semidesnatados o desnatados. No deben superarse las 3 raciones de lácteos al día. Es recomendable limitarse a tomar leche y yogur y evitar postres como natillas o flanes.
- Pasta : Siempre en la comida y sólo una vez por semana.
- Legumbres : Siempre en la comida y sólo dos veces por semana.
- Arroz : Siempre en la comida y evitar tomarlo todas las semanas.
- Patata : Se puede tomar tanto en la comida como en la cena, pero nunca frita.
- Carne, pescado y huevos : Deben estar presentes tanto en la comida como en la cena, preferiblemente a la plancha, al horno o al vapor, con técnicas culinarias que requieran poca cantidad de aceite y de forma alternante, es decir:
- Carne: 4 ó 5 veces por semana
- Pescado: 4 ó 5 veces por semana
- Huevos: 4 huevos máximo por semana
- Bollería industrial, fast food o comida rápida y dulces : De forma muy ocasional, 1 ó 2 veces al mes.
La dieta se debe adaptar a la edad del niño
No come lo mismo un niño de 3 años que un adolescente de 16.
Se debe beber agua a diario, en torno a 1,5 ó 2 litros al día
El agua nunca debe ser sustituida por zumos o leche.
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