Componente esencial de la dieta saludable, la fruta contiene vitaminas, minerales, fibra y un alto porcentaje de agua. Su poder saciante, hidratante y refrescante la convierten en una gran aliada de la dieta para perder peso, especialmente en verano. Sin embargo, falsas creencias (bastante difundidas) relacionadas con la forma de tomarla pueden provocar que nuestro consumo sea inadecuado por excesivo o, por el contrario, por insuficiente.
Nuestros expertos de la Unidad de Endocrinología y Nutrición de IML explican por qué es recomendable tomar fruta para perder peso y cómo debemos tomarla para obtener todos sus beneficios sin perjudicar la dieta.
En este artículo encontrarás
¿Qué fruta puedo comer para bajar de peso?
La mayoría de las frutas contienen menos de 100 kcal por cada 100 gr, ya que la mayor parte de su peso se corresponde con su contenido en agua.
Algunos ejemplos de frutas ligeras que podemos incorporar a la dieta son:
- Sandía
- Fresa
- Frambuesa
- Manzana
- Melocotón
- Melón
- Ciruela
- Piña
Por su parte, las frutas más calóricas que podemos tomar de forma ocasional y sin excesos son:
- Aguacate
- Maracuyá
- Chirimoya
- Dátiles
- Coco
- Frutas secas: uvas pasas, ciruelas pasas, etc.
Lo ideal es tomar entre 3 y 5 piezas de fruta y/o verdura al día.
¿Comer solo fruta adelgaza?
En primer lugar, la fruta por sí sola no adelgaza. Ningún alimento tiene propiedades calóricas negativas.
Por otro lado, uno de los requisitos fundamentales de la dieta equilibrada es su variedad , con el fin de obtener todos los nutrientes que el organismo necesita. La dieta para perder peso debe ser equilibrada, por lo que el paciente no debe comer solo fruta .
Los Nutricionistas de IML afirman que la dieta de solo frutas puede realizarse en una de las tomas, para compensar una comida anterior muy copiosa, pero siempre de forma puntual, sin prolongarla en el tiempo.
Una forma saludable de tomar la fruta en la dieta para perder peso es acompañarla de algún alimento rico en proteínas. Cuando comemos solo fruta, los azúcares simples de ésta producen un rápido aumento de insulina. Sin embargo, su descenso posterior también es raudo, lo que provoca sensación de apetito, especialmente por tomar hidratos de carbono. Para evitar estos picos de insulina, nuestros expertos aportan diferentes ejemplos de cómo mezclar la fruta y las proteínas en cada toma:
Desayuno, media mañana y merienda
Un lácteo, una pieza de fruta y un huevo cocido o revuelto.
Media mañana
Una infusión, una pieza de fruta y un puñadito de frutos secos crudos.
Merienda
Un lácteo, una pieza de fruta y dos o tres lonchas de jamón cocido o pavo.
Cena
Opción 1
Pechuga de pollo o de pavo (a la plancha o al horno) y una pieza de fruta.
Opción 2
Pescado blanco (al vapor, a la plancha o al horno) y una pieza de fruta.
Opción 3
Un yogur y una pieza de fruta.
IML recomienda mezclar la fruta con alimentos ricos en proteínas, como el yogur o los frutos secos
Cenar solo fruta (2 ó 3 piezas) tampoco suele ser recomendable en las dietas para reducir peso, ya que es muy probable que el paciente sienta hambre antes de comenzar a dormir, lo que suele suponer una visita extra no planificada al frigorífico.
Es interesante tomar la fruta antes de ir al gimnasio, ya que aporta azúcares que se consumirán durante el ejercicio. También puede tomarse después de la actividad física, con el fin de reponer los depósitos de glucógeno. En cualquier caso, se recomienda combinarla con algún alimento rico en proteínas.
¿Es mejor tomar la fruta antes de las comidas?
La fruta aporta las mismas calorías tanto si la tomamos antes de la comida como si la reservamos para el postre, por lo que el orden no es relevante.
A la hora de decidir si tomamos o no postre, es recomendable aplicar el sentido común. Si la comida consta de dos platos, el primero consiste en una ensalada variada o una menestra y el segundo en proteínas, no es necesario tomar la pieza de fruta de postre, pudiendo reservarla para otra toma, como la merienda.
¿Es mejor tomar la fruta entera o en zumo?
Es mejor tomar la pieza de fruta entera.
Por un lado, cuando preparamos un zumo utilizamos varias piezas de fruta, lo que supone que en un vaso se concentre el azúcar de, por ejemplo, dos o tres naranjas.
Por otro, el hecho de masticar la pulpa suele tener un efecto saciante mucho mayor que simplemente beber su zumo.
No obstante, si finalmente se opta por el zumo, se debe elegir siempre el que esté preparado de forma natural, no envasado.
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