Vivimos en la era digital, donde las redes sociales no solo entretienen, sino que también moldean decisiones, identidades y deseos. Como cirujana plástica, he sido testigo del cambio profundo en el comportamiento de los pacientes que llegan a la consulta, ahora enseñan capturas de pantalla de influencers y o selfies retocadas y con infinidad de filtros imposibles.
El fenómeno no es trivial. Las redes sociales han alterado la percepción de la belleza y la naturalidad, creando modelos poco realistas desde el punto de vista médico y anatómico.
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Filtros vs. Realidad: Expectativas en la cuerda floja
Uno de los mayores retos en la práctica quirúrgica actual es la gestión de expectativas. Muchos pacientes llegan con una idea preconcebida de lo que desean lograr, completamente influidos por imágenes digitales en su mayoría alteradas. Esto genera un desequilibrio entre lo que es técnicamente posible y lo que el paciente cree que debería ser el resultado.
Un filtro puede alisar la piel, afinar la silueta y levantar los glúteos a golpe de clic. Pero una intervención quirúrgica requiere, entre muchos elementos, un análisis clínico, evaluación anatómica y, sobre todo, límites éticos. Como profesionales debemos hacer un trabajo didáctico y empático, explicando no solo lo que se puede lograr, sino también lo que no se debe intentar.
El rol del cirujano: guía, no cómplice
En este contexto, nuestro rol como cirujanos plásticos ha evolucionado. Pasamos de cumplir un papel puramente médico a ser, además, orientadores profesionales atentos a la sensibilidad y emociones del paciente ante una avalancha de información e imágenes desproporcionadas y lejanas a la realidad misma. Nuestra responsabilidad ética es decir “no” cuando una petición no es segura, no es realista o responde más a una moda digital que a una necesidad personal genuina.
La consulta debe ser un espacio donde el paciente pueda contrastar sus deseos con la práctica médica responsable, entender los límites y, sobre todo, conectar con una versión mejorada de sí mismo, no con un ideal ficticio.
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Resultados conscientes: Redefinir desde la autenticidad
El contacto con las redes sociales son parte del día a día para muchas personas, y su impacto en la cirugía plástica es innegable. Pero desde nuestro lugar, como cirujanos, debemos asumir el compromiso de humanizar y concienciar sobre lo que es posible y lo que realmente deja espacio para la identidad y la autenticidad. Eso implica educar, acompañar y, en muchos casos, reformular la expectativa y la autoimagen lejos de los filtros.
Al final del día, la verdadera transformación no ocurre solo en el quirófano, sino también en la percepción que cada paciente tiene de sí mismo.