El frío afecta a la piel expuesta, especialmente en cara, cuello y manos.
Las bajas temperaturas y el viento gélido del invierno en contraste con el aire seco y excesivo calor de la calefacción pueden desencadenar algunas afecciones en la piel o empeorar las ya existentes.
En este artículo explicamos qué problemas produce el frío en la piel, así como consejos y tratamientos de nuestros dermatólogos para solucionarlos.
En este artículo encontrarás
¿Qué problemas produce el frío en la piel?
El frío produce los siguientes efectos:
- Vasoconstricción de los vasos capilares. La contracción de los pequeños vasos sanguíneos provoca un descenso en la irrigación, por lo que los tejidos reciben menos nutrientes y se ralentiza la renovación celular.
- Alteración de la producción sebácea. La película natural que protege y retiene la humedad se ve reducida en las pieles finas.
- Reducción de la humedad ambiental en interiores. Las calefacciones resecan el ambiente, lo que contribuye a una pérdida de hidratación en la piel.
Problemas de la piel más frecuentes por el frío
Los problemas cutáneos que son consulta frecuente en Dermatología durante los meses de frío son los siguientes:
- Xerosis (deshidratación)
- Rosácea
- Cuperosis
- Dermatitis atópica
- Quemaduras solares
Xerosis (deshidratación)
La xerosis es la sequedad de la piel por el déficit del manto hidrolipídico en la capa córnea, la más externa de la epidermis.
Esta deshidratación da lugar a síntomas como tirantez, picor, enrojecimiento y/o aspecto apagado.
Cómo corregir la deshidratación
Como cuidado domiciliario, nuestros dermatólogos recomiendan hidratar la piel varias veces al día: tras la ducha, antes de salir a la calle y antes de acostarse.
En el caso de las manos, es recomendable aplicar cremas hidratantes después de cada lavado o de la aplicación de gel hidroalcohólico, así como antes de salir al exterior y antes de acostarse.
De entre los tratamientos avanzados que podemos aplicar en IML para una hidratación profunda de la piel destacan la Mesoterapia hidratante, con ácido hialurónico de baja densidad y sustancias nutrientes, como vitaminas o minerales, así como la infiltración de Factores de Crecimiento Autólogos.
Rosácea
La rosácea o acné rosácea es una lesión inflamatoria de la piel que cursa con acné y rojeces. Las zonas más comunes son nariz, mejillas y barbilla.
El rubor o los capilares dilatados pueden ser transitorios o crónicos. En los casos de rosácea de evolución avanzada, las pústulas y pápulas propias del acné pueden dar lugar a engrosamiento cutáneo.
Cómo corregir la rosácea
Nuestros dermatólogos recomiendan acudir a consulta ante los primeros signos de rosácea, ya que es una lesión crónica que tiende a empeorar con el paso del tiempo.
Los cuidados domiciliarios que podemos aplicar para evitar que la rosácea empeore son:
- Evitar el agua caliente
- Hidratar la piel con fórmulas específicas para la rosácea
- Evitar la exposición solar
- Evitar factores desencadenantes: contrastes frío/calor, comida picante, alcohol, café…
Los tratamientos que puede prescribir el dermatólogo dependerán del tipo de rosácea que presente el paciente y de su grado de evolución.
Así, el especialista en Dermatología puede administrar la combinación de medicamentos vía oral (por ejemplo, antibióticos) con fuentes de luz de uso médico, como la Luz Pulsada Intensa o el Láser de CO2.
Cuperosis
La cuperosis es otro tipo de rojeces en el que las arañas vasculares o capilares dilatados, de color rojizo o violeta, se organizan en forma de malla.
Suele aparecer en la nariz (aletas) y en las mejillas, principalmente.
Cómo corregir la cuperosis
Al igual que en el caso de la rosácea, es recomendable evitar los factores relacionados con la cuperosis, como evitar el paso del calor al frío intenso y viceversa y no tomar alimentos o sustancias que favorezcan la dilatación de los capilares.
El tratamiento en nuestra clínica de Madrid consiste en la aplicación del láser de 585 nm de longitud de onda, que es específica para tratar las lesiones vasculares.
Dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una afección inflamatoria de la piel que suele cursar con descamación, sequedad intensa y picor.
El frío puede reactivar o empeorar los brotes de dermatitis atópica.
Cómo corregir la dermatitis atópica
La dermatitis atópica no tiene, hoy en día, una cura definitiva, ya que es una enfermedad crónica. Sin embargo, los brotes pueden controlarse siguiendo los consejos de nuestros dermatólogos:
- Usar productos de higiene y de hidratación específicos para pieles atópicas, respetuosas con la piel y que ayuden a reparar su función protectora.
- Proteger la piel con prendas de fibras naturales, evitando las sintéticas y la lana.
- Evitar rascarse, así como el cambio brusco de temperatura.
Si el brote de dermatitis atópica es agudo, es fundamental acudir al Dermatólogo cuanto antes para controlar la inflamación y reducir su frecuencia.
El médico especialista puede recomendar la administración de corticoides tópicos, siempre en función de la evolución del brote y de las necesidades y características individuales de cada paciente.
Quemaduras solares
La nieve es capaz de reflejar en torno al 80% de la radiación ultravioleta, por lo que los pacientes que practican deportes de invierno o visitan lugares en altitud o con nieve poseen un riesgo mayor de sufrir quemaduras.
Para evitarlas es fundamental aplicar un protector solar de factor 50, renovando la aplicación con frecuencia, así como proteger la piel con ropa y accesorios adecuados.
Cómo corregir las quemaduras solares
En función de la gravedad de la quemadura, el dermatólogo puede recomendar desde preparados regeneradores e hidratantes de uso tópico hasta medicamentos que ayuden a reducir la inflamación.
¿Tienes alguna duda sobre los efectos del frío en la piel? Uno de nuestros dermatólogos expertos estará encantado de diagnosticar tu caso y responder a todas tus dudas en una consulta informativa.