Como especialista en angiología y cirugía vascular, veo cada día cómo la vida moderna está afectando de manera general la salud de las venas de manera silenciosa. La insuficiencia venosa crónica (IVC) es un problema que muchas personas subestiman, pero que en realidad tiene un impacto enorme en la calidad de vida. Desde mi experiencia clínica, puedo afirmar que el sedentarismo, potenciado por el teletrabajo y las largas horas frente a las pantallas, se ha convertido en uno de los principales factores que contribuyen a esta condición.
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El costo invisible de pasar horas sentado
La IVC no discrimina: la veo tanto en personas mayores como en jóvenes que pasan horas sentados frente a un ordenador. Estudios respaldan lo que observo: una investigación publicada en Enfermería Universitaria encontró que el 68% de los participantes presentaba insuficiencia venosa periférica en las piernas. La relación con el sedentarismo es directa: estar sentado durante largos períodos disminuye la acción de la bomba muscular de la pantorrilla, lo que aumenta la presión en las venas y favorece la aparición de varices.

Teletrabajo y su relación con la insuficiencia venosa
El teletrabajo, especialmente desde la pandemia, parece haber intensificado este problema. La falta de desplazamientos, pausas activas o simples caminatas hasta la oficina hace que nuestros músculos de las piernas trabajen mucho menos. Como resultado, veo pacientes con síntomas cada vez más tempranos y preocupantes.
Incluso un estudio exploratorio sobre teletrabajo indicó que este estilo laboral puede afectar negativamente la salud física, incluyendo la circulación. Esto no significa que el trabajo en oficina no pueda también resultar afectando la salud de las venas; se trata en esencia de los hábitos que acompañan cada modalidad laboral. En cualquier caso, cuando no se implementan pausas activas o ejercicios simples de piernas a lo largo de la jornada laboral, el riesgo de insuficiencia venosa aumenta.
Del autocuidado a la intervención médica
Mi enfoque como médico combina prevención y tratamiento. En la vida diaria, recomiendo:

Cuando las venas safenas están afectadas, recomiendo la técnica de endoláser para conseguir unas piernas sanas con una recuperación inmediata y, cuando son solo varices superficiales estéticas, he visto resultados excelentes con la Terapia Fotodinámica de Varices, desarrollada por la Unidad de Varices de IML CLINIC y patentada en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid. Esta técnica no invasiva utiliza una solución fotosensible combinada con láser para eliminar varices sin cirugía ni tiempo de recuperación. Mis pacientes han experimentado mejoras visibles en pocas sesiones, especialmente en varices finas.
Incluso, algunos casos pueden requerir ambos tipos de terapias, por lo es preciso consultar al especialista para determinar un protocolo médico ajustado a sus necesidades y asegurarse de recibir un tratamiento personalizado a medida.
Mi reflexión final: No subestimes el poder del movimiento
Si hay algo que quiero transmitir como profesional es, justamente, la necesidad de no subestimar el poder del movimiento. La insuficiencia venosa es una enfermedad silenciosa que, si no se aborda a tiempo, puede afectar gravemente la calidad de vida. Mantenerse activo, adoptar hábitos simples de cuidado diario y acudir a especialistas cuando aparecen los primeros síntomas puede marcar una diferencia enorme.
La prevención y el tratamiento oportuno son clave para mantener una buena salud vascular y, en la era digital, proteger nuestras venas debería ser una prioridad.



